El Arte Público en la ciudad permite distintas intervenciones como la búsqueda de un espacio para resignificarlo, para cargarlo de contenido allí donde hay receptores masivos que circulan por la vía pública. O también, es un lugar que ya conlleva una carga simbólica que promueve la discusión, como son los lugares donde los habitantes comparten hábitos y donde existe un lenguaje social común como es el caso del Club Nueva Chicago y los murales de Cristian Glazer. Su último trabajo se presentó el 23 de septiembre en la muestra “100 pintores 100 con Cristina” en la Universidad Nacional de José C. Paz (Alem 4731) y estuvo hasta el 24 de octubre.
Este artista se nutrió del arte desde pequeño cuando estudió dibujo y pintura en un Instituto de su barrio, Villa Lugano, y luego siguió en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano. Un artista versátil dedicado a los murales, pintura, escultura y otras técnicas. Prácticas y experiencias que lo llevaron a hacer los Murales en la cancha de Nueva Chicago y tener una vivencia inigualable al pintar por amor al arte su tan querido Club y con gran efusión lo expresa: “Además de la vocación artística, me movilizó la pasión que siento de toda la vida por mi querido Chicago y la insistencia y colaboración permanente de los compañeros de la Intendencia del estadio. De alguna manera quise compartir mi arte con todos aquellos que sienten lo mismo que yo. Y la devolución y el cariño del hincha es permanente, por lo que la tarea está cumplida”. El artista afirma que se inspiró en el Club Cárdenas y en la participación colectiva y la convivencia cotidiana con la solidaridad, en este lugar donde los niños del barrio pasan sus tardes socializando. Su sentimiento de participación lo vivió cuando empezó el mural del Centenario con cerámica partida, en comunión con los niños y vecinos que todos los días y durante horas, partiendo los pedacitos y separando los colores, formaron parte de la conmemoración de un siglo.
Las paredes del Club guardan parte de la memoria colectiva del barrio. La idea de conmemoración implica un acto de memoria pública a partir del permanecer en el acontecimiento como recuerdo compartido. Poniendo el acento en el sentido simbólico del espacio político-social y el rescate de la memoria, se transforma así en un arte urbano de resistencia. Este arte despierta los recuerdos de nuestros mayores en el mural de Eva Perón. Así nos cuenta Glazer: “Cuando estaba pintando a Evita era conmovedor como los "viejos" se acercaban y me iban contando sus historias. Que "la Eva" le había dado la casita, que gracias a ella habían podido "tener algo en esta vida”. Practicar la memoria es evitar que la historia se agote en documentos o monumentos. Es perturbar, es interrogarse en el caminar cotidiano o en el disfrute de un partido. La memoria colectiva recuerda a un tiempo de manera individual, social y pública. Otorga sentido y carga simbólicamente el territorio intervenido, ubicándolo en situación de construir un ámbito de recuerdos comunes.
Todo lo que transforma los espacios aparentemente inalterables, cambian la mirada social. La mirada participativa se mantiene alerta ante las palabras y las imágenes que transitan la ciudad: “Mientras realizo un mural en un espacio público lo más destacado es la percepción inmediata de los niños que pasan y siempre dan su opinión sin tapujos o prejuicios. Cuando viajo en colectivo o manejo y veo una pared con un mural es como que respiro aire fresco, siento emoción y espero que la gente sienta lo mismo”. Este aire fresco, renovado, es la necesidad de vivir en el arte, que no sea ajeno a nosotros, que no esté encerrado en cuatro paredes y sea inaccesible para muchos. El arte debe salir a nuestro encuentro y toparnos con él cada día. Glazer disfruta de la Feria los domingos, el teatro comunitario y las murgas pero concluye que los espacios para las artes plásticas están un poco rezagados en Mataderos y que el Gobierno de la Ciudad debería fomentar e invertir en el Arte Público así los artistas puedan intervenir el espacio urbano y que cualquier muro del barrio pueda convertirse en un hecho artístico. Es embellecer la ciudad y hacer una apertura artística, que sea compartida con los vecinos y esté al alcance de todos.
Por Silvana Heredia